lunes, 17 de febrero de 2014

La ciudad del fin del mundo #1

                                     “La ciudad del fin del mundo”
                                                Por: Gastón Sánchez
Desperté una mañana, cansado. Miré por la ventana y vi la calle vacía, el sofocante calor hacía que nos reflejemos en el mismo asfalto. De repente el silencio de ese “desierto” se vio interrumpido por el sonido de un vehículo, era de mi vecino, un joven militar.
Me asombró el verlo tan temprano saliendo, con escudos sobre su vehículo, armas y demás que sobresalían de su automóvil. Iba demasiado apurado, era extraño.
Luego de unas horas mi novia vino a verme, hacía pocas semanas me había mudado a mi nuevo departamento y ella venía casi todos los días a hacerme compañía para que termine por adaptarme al nuevo barrio.
Estábamos sentados en el sofá, viendo televisión. Cuando de repente un anuncio sorpresivo que, estaba en todos los canales televisivos, sin excepción nos sorprendió. Un hombre alto con traje gris y boina roja, de piel pálida y gesto serio comenzó a leer una orden que decía que el gobierno nacional había sido revocado, que el dinero que circulaba en ésta ciudad había dejado de ser producido y el actual no tenía valor comercial, que los militares, policías y demás miembros que servían en ésta ciudad para el bien público habían sido reemplazados por agentes “Boina roja”, y que las autoridades políticas ya no tenían autoridad, ya que el nuevo líder es “El gran Señor”. Con mi novia nos miramos asustados, comprendimos que no podía ser una broma, buscamos en internet y las páginas del gobierno habían sido hackeadas por ésta nueva Orden del gran Señor, los negocios estaban siendo desabastecidos de provisiones, y se reduciría la red de agua y la luz vendría en horarios restringidos.  La ciudad sería patrullada por los “Autos rojos”, unos vehículos con agentes Boina Roja con diversas armas y escudos. Además los agentes de la Boina Roja pueden hacer a su antojo lo que deseen con los ciudadanos. Estamos atrapados en nuestra propia ciudad. Nunca pensé que en mi ciudad comenzaría el fin del mundo. Ésta es la ciudad del fin del mundo.

                                                                                                               Continuará…

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